Érase una vez, un niño con unas cuantas canicas en un cajón. Un día abrió éste y cuál fue su sorpresa que se las encontró girando de manera aleatoria unas alrededor de otras. No había nadie moviéndolas ni ninguna fuerza aplicada que explicara su movimiento.
Es un cuento, no te lo creas. Si algo se mueve, es por una fuerza aplicada. Si algo ocurre, algo lo provoca. El movimiento y los acontecimientos suceden por algo, los segundos, casi siempre por alguien.
29.6.11
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