2.6.10

Confesiones.

No voy a mover un dedo en ningún momento de la obra, salvo que me guste la marioneta que maneje.
Los escenarios principales no son tu ciudad.
Aunque no te mire a los ojos, es una afirmación.
Todas las letras escritas con las manecillas de tu reloj, servían para adelantar el mío digital.
Estás ahí porque sino habría vacío y, no lo he estudiado a fondo, pero diría que no es posible.

Yo he sido casi transparente, pero me quedan dos tinteros. Odio las sorpresas, así que me obligué a prever esas palabras. También odio los regalos, por eso nunca terminé de aceptar el tuyo.