11.5.09

Préstame tu luz.

Tras aquel gran soplido, todo había quedado sumido en la más absoluta oscuridad. Era imposible saber si sus ojos estaban abiertos o cerrados, así que decidió quedarse donde estaba. Y, tras un tiempo, no supo adivinar cuánto, vio una pequeña luz al fondo. Poco a poco se iba acercando hasta que descubrió que era alguien con una diminuta vela que venía a hacerle compañía. Esa pequeña luz les permitió ver que en realidad aquel lugar estaba lleno de otras como ella que podían encender para iluminarles. Cuando todas estuvieron encendidas vieron algo mucho más grande y extraño, arriba en una esquinita. Se acercaron con cuidado, pues no sabían lo que era. Arrimaron una de las velas para intentar averiguar de qué se trataba cuando, de repente, una pequeña chispa saltó y luego otra, y así un centenar de ellas todas reunidas en torno a algo. Habían creado el Sol.

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